"Los Juegos del Hambre": mucho más que una simple saga.

¡Hola a todos!

Al teclado Fran. Hoy quiero hablaros sobre una saga de libros que es mucho más que eso: hablo de "Los juegos del hambre". Sí, queridos lectores; aprovechando que dentro de muy poco publican la tercera, pero no última, película os vengo a contar unas cuantas cosas sobre una trilogía que, al menos a mí, me ha enganchado y dejado sin palabras desde la primera hasta la última de sus páginas. Es por eso que he pensado en contaros unas cuantas cosas que quizás no sepáis aún.

Para empezar, ¿alguien sabía que esta historia está basada en un mito griego? Sí, sí; la estadounidense Suzanne Collins conocía algunas de estas leyendas y decidió apoyarse en una de sus favoritas: el mito de Teseo y el minotauro. Si no sabéis de qué trata, yo os lo explico en pocas palabras: el minotauro era un ser con cuerpo humano y cabeza de toro que fue escondido en un laberinto porque era hijo de un toro y de la esposa del rey de la isla de Creta, Minos, por lo que éste se avergonzaba de él. Como el toro procedía de Atenas, Minos pidió a Egeo, rey de esta ciudad, que mandara cada nueve años a siete chicos y chicas vírgenes al laberinto para alimentar al minotauro y, así, advertir a la población del peligro que éste suponía. Uno de esos años, Teseo, hijo de Egeo, se ofreció voluntario para intentar matar al ser mitológico a pesar de saber que si entraba ahí, no volvería a encontrar la salida nunca. Pero Teseo y la hija de Minos se habían enamorado, por lo que ella lo ayudó dándole un hilo que le marcaba el camino. De ese modo, pudo matar al minotauro y escapó del laberinto.

¿Veis? Hay un montón de coincidencias entre este mito y la historia. Y no es que lo diga yo, es que lo dice la propia autora en algunas de las entrevistas publicadas en youtube. Y no sólo eso: por seguir un poco en la línea de la tradición grecolatina, es interesante puntualizar que el lugar donde están situados el capitolio y los distritos, Panem, viene de una expresión latina "panem et circenses", que significa "pan y circo", algo  que encaja a la perfección con la idea y el propósito que tanto el capitolio como los emperadores buscaban en este tipo de peleas: diversión y el mantenimiento del orden por parte de los que mandan.

A esta obra también hay que sumarle la influencia que su padre tuvo sobre ella, ya que cuando ella sólo tenía seis añitos, su padre le explicó muy bien a modo de historia y de forma que pareciera fascinante lo que era un campo de batalla porque en breves él se iría a Vietnam, a luchar, y no quería dejar preocupada a su hija. Incluso los hábitos de caza de la juventud de su padre en una época de extrema pobreza han ayudado a crear una historia llena de aventuras y curiosidades que, repito, no dejará indiferente a nadie. Una lectura totalmente recomendable sin lugar a dudas.

Y en fin, así parece que se concibió esta gran trilogía. Es necesario mucho tiempo, mucha lectura y mucha historia para saber de qué escribir y cómo escribir. Y ya veis que, cualquier cosa que sepamos, hasta lo más remoto e insignificante que podamos pensar, puede ayudarnos a escribir algo tan grande como lo son estos libros.

Y bueno, ya sólo me queda decir que si alguien quiere aportar algo, puede dejar un comentario de forma respetuosa hacia los demás lectores y lo contestaré lo antes posible. Muchísimas gracias por vuestro tiempo leyendo este post.

Fran.