Autor: Megan Maxwell
Editorial: Esencias
Formato: Tapa blanda
Páginas: 436
Género: Romántica.
ISBN: 978-84-0803-906-8
PVP: 14,90€ (PAPEL), 9,99€ (EBOOK)
Sinopsis / Fragmento:
Ana y Nekane regentan un estudio de fotografía en el casco antiguo de Madrid. Un día se declara un incendio en su edificio y, aunque están acostumbradas a trabajar con modelos de lo más glamurosos, no pueden dejar de sorprenderse ante aquellos valerosos «machomanes» vestidos de azul que no se preocupan porque su pelo se encrespe ni sus manos se ensucien. Cuando el objetivo de la cámara de Ana se centra en Rodrigo, su corazón le indica que ya nada volverá a ser igual. Él se da cuenta de la forma embobada en que lo está mirando y, a pesar de que no le gusta, inician una extraña amistad. Todo se complica cuando Ana descubre que está embarazada y Nekane la anima a que cumpla su fantasía sexual con el bombero antes de que la barriga, las estrías y los vómitos matinales se manifiesten y lo espanten. Pero una mentira de Ana a sus padres ocasionará un sinfín de enredos y situaciones.
Opinión personal:
Comencé a leer entusiasmada esta novela de Megan y conforme leía, me quitaba las ganas de seguir haciéndolo. Es el mismo que tiene para todas sus novelas (de temática realista, actual..): Una chica con un pasado que no quiere que se sepa, un chico encantador pero picaflor, se conocen (esta vez en un incendio) y alguien se prende de alguien. La relación comienza de un modo simple y lineal y sigue así todo el libro.
Los personajes son todos iguales. Son todos encantadores y que deseamos encontrarnos bajo el árbol en Navidad. Y da igual que se llame Rodrigo,Calvin, Eric, Björn o Dexter. Y si miramos a las mujeres todas iguales: chicas normales, que visten vaqueros y activas, intranquilas y muy independientes. Todos los personajes se expresan igual en todas sus novelas, no atiende a sus psicologías porque todas acaban de la misma forma: ella mete la pata, él se enfada, ella se enfada, él lo intenta arreglar, ella mete más la pata, ella se da cuenta, le perdona, él a ella no, así están hasta que es él el que mueve pieza (siempre él). ¡¡Pero vamos a ver!!
Ana es de Londres, pero va a Madrid a labrarse un futuro intentando no vivir siempre tras la sombra de su padre, porque ella quiere hacerse un hueco sin eso (Me suena mucho a ¡Ni lo sueñes!), él es un completo superficial que le tiran más dos tetas que dos carretas (Anda, como en ¡Ni lo sueñes!). Tiene una hermana, Lucy; ella es todo lo contrario a Ana, mientras que la protagonista es desenfadada y mucho más mundana, Lucy se preocupa más por el qué dirán, por la ropa, por la moda... Son la noche y el día. Entre estos personajes, encontramos a Encarna una señora mayor que es un encanto y es gallega. Conoceremos a Nekane, la mejor amiga de Ana y a Calvin el mejor amigo de Rodrigo. Junto a ellos, a los padres de Ana, destacando a la madre... Es... ¡argh! insoportable (Fran el padre y Teresa la madre). Pero si aún creo que no puede empeorar la cosa, está la madre de Rodrigo, que tiene también lo suyo. Junto a Úrsula, están sus hijos (y hermanos de Rodrigo): Álex (que padece Síndrome de Down)
La historia es lineal, y cuenta el desarrollo de Ana y de Rodrigo en su relación, y en la vida por separados de ambos. Hay muchos personajes que apenas dan un sentido completo a la historia y que van apareciendo y se marchan sin pena ni gloria. Está visto que la fórmula le funciona a la maravilla porque no es la primera vez que vemos tal éxito en sus novelas. Pero yo lanzo una pregunta antes de seguir con la reseña: ¿Melocotón loco destaca por su buena historia o por quien la está escribiendo?
Y retomando la novela, seguimos: está escrita en tercera persona lo que proporciona una visión global de lo que piensan, sienten y quieren todos los personajes, sin necesidad de imaginarte la escena. Hay muchos diálogos. Parece más una obra de teatro que una novela romántica, apenas abundan las descripciones lo que hace que todo sea más imaginativo, o que te parezca más soso. Prefiero que haya numerosas descripciones y poder imaginarme todas las situaciones tal y como la autora quería plasmarlo.
El trato que le da a los personajes, no me gustó nada. Lo mismo habla uno de una novela, que otro de otra. Y como hace de Álex el personaje inocente de la historia. HAsta ahí, vale. Pero, que Encarna hablase con tanto diminutivo acabado en -iño, que dijese chorar y no sé cuantas más... O con Álex. Me pregunto si la autora se tomó molestia en informarse sobre todo aquello.
Algo bueno de la novela, es que es sencilla, y no tiene tecnicismos, es fácil de leer y su vocabulario es el de la calle, el cómodo, el que si te sientas a escuchar a los de a tu alrededor, escucharías hablando del modo que escribe Megan, lo que lo hace ameno. Pero es repetitiva. Cabezona (9 veces), la navarra (42 veces), Neka (505 veces), su amiga, el que nombre de calzoncillos, Calvin (233 veces), bombero (133 veces), Beso [en él, besos, beso, besuquear...] (120 veces), imbécil (27 veces), Rodrigo (1079 veces). Y así un largo etcétera. Esperemos que las siguientes novelas se aprenda de los pequeños errores que todos le van diciendo, por que todo se puede mejorar sobre cualquier cosa.
Dejo la puntuación como un uno y medio, al menos por la historia, y porque terminé de leerla en condiciones. Esperemos que las siguientes novelas mejoren, esta ha sido bastante floja.
Ha quedado claro: no merece la pena.
ResponderEliminar:) Gran reseña.
Duda que me ha entrado: ¿Has contado las veces que dice Rodrigo, Neka, la navarra, etc? Jajajajaja Más reseñas así, por favor.
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