Lector: ¿nace o se hace?

Hace unos días os contaba en una entrada cómo la lectura se había convertido en uno de mis hobbies predilectos. A modo de resumen os puedo decir que en ella cuento que leer había sido siempre algo muy aburrido para mí, que para lo único que yo veía utilidad a los libros era para ponerlos debajo de la pata coja de una mesa y así equilibrarla.

Muchos pensaréis entonces que yo soy de la opinión de que un lector se hace, no nace. Sin embargo, os voy a sorprender diciendo todo lo contrario. Mi creencia es que lector se nace.

«Pero Carmelo, si tú nos has dicho que no te gustaba nada leer». Y tenéis razón, leer no, pero las historias sí. Llevo consumiendo historias desde que tengo uso de razón: series de televisión, videojuegos, cuentos que me contaba mi abuela… Lo único que no me terminaba de convencer era el formato.

Un lector nace. Tiene que ser así porque para que alguien sienta curiosidad por los libros tiene que tener el gen del interés por las narraciones. Tiene que tener eso que nos hace mordernos las uñas y elucubrar teorías de qué va a pasar después, independientemente del formato.

Una vez tienes eso dentro de ti ya solo es cuestión de tiempo moldearlo y llevarlo hacia donde vea cada uno que es más conveniente, hacia ese medio que más se adapta a sus gustos.

Por lo tanto, podemos decir que un lector nace como amante de historias y que poco a poco se va haciendo. Un lector nace y se hace.

Con el paso del tiempo ha ido cambiando en mí. Las series y los libros son el principal cauce por el que las historias llegan hasta a mí. Os remito a esta entrada también de hace unos meses para que veáis como cambian mis opiniones en poco tiempo.

¿Y vosotros qué pensáis? ¿Un lector nace o se hace?