¡Hola a todos! Al teclado Fran.
Hacía ya mucho que no me dejaba caer por aquí. Entre lo ocupado que me tiene la vida y mil millones de cosas más, han pasado ya bastantes meses desde mi último post. Pero bueno, ha llegado el momento de poner fin a este problema y volver a la carga con las pilas cargadas a tope.
Hoy me gustaría haceros reflexionar un poquito, haceros ver lo mucho que pueden ofrecernos las palabras aunque no lo parezca. Y es que a veces no nos damos cuenta, pero esconden un mundo entero entre sus letras que no vemos porque están camuflados entre largas parrafadas de texto, incluso en libros. ¿Quién no tiene un libro o un cuento favorito? ¿Quién no ha marcado alguna vez una página, un párrafo o una frase que le ha marcado y le ha llegado al corazón? ¿Cuántas veces nos hemos sentidos identificados con sólo una frase o una cita corta? Sólo con eso. Con cinco o seis palabras que nos han estremecido por dentro y que hemos adoptado como filosofía de vida aplicándola a todo tipo de situaciones en las que podamos verlas reflejadas. Seguro que todos los que estén eyendo esto ahora mismo lo han hecho alguna vez. Pues eso que os ha gustado tanto no es más que la combinación de palabras que tienen un significado especial para su autor y que de una forma u otra ha conseguido que sintáis lo que él siente cuando las ha escrito.
En general, queridos lectores, estamos muy acostumbrados a leer y a intentar entender unidades muy grandes que da un significado muy concreto, cuando en realidad podemos simplificar el número de elementos para ampliar los posibles significados que puedan tener para cada uno de nosotros. Y voy a ejemplificar esto porque a veces me explico como un libro cerrado ja, ja, ja. Me refiero a que si yo digo LA CASA DE ANTONIO, todos sabemos que a lo que nos referimos es a la casa de un alguien que conocemos y se llama de esa forma. Pero si yo digo sólo ANTONIO, podemos pensar en nuestro hermano, nuestro padre, nuestro vecino o nuestro mejor amigo al mismo tiempo. Con sólo esa palabra podemos pensar en todas las anécdotas que tenemos para contar con nuestro hermano, en el recado que tienes para darle a tu primo, en que dentro de media hora has quedado con él para ir a tomar café a su casa, en sacar a pasear a su perro, en su familia, en su trabajo...
¿Veis? Al reducir el número de unidades que leemos ampliamos el número de significados. Y es que una sola palabra puede llevarnos a miles de pensamientos diferentes, a empezar la próxima novela que vamos a escribir mañana o puede dar un giro de 180º a nuestras vidas cambiándolas para que nunca más sean como eran hasta ahora, un sí o un o que determinen el rumbo de nuestro destino. Curioso, ¿verdad? Es el poder de las palabras.
Pues ya sabéis. A partir de ahora prestad más atención a las palabras y a lo que estas pueden estar queriéndoos decir, porque a través de ellas podéis descubrir un mundo entero de posibilidades. Y recordad que menos es siempre más si se saben elegir y utilizar bien las palabras con las que se dicen las cosas.
Como siempre, muchas gracias por leernos y si hay cualquier cosa que os apetezca comentar, abajo tenemos un cuadro muy bonito para ello.
Un abrazo a todos,
Fran SC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario