Hay una cosa que me está chirriando mucho en mis últimas lecturas. En prácticamente todos los libros «largos» que estoy leyendo hay una gran cantidad de relleno que no aporta nada a la historia que tiene el único objeto de aumentar el número de páginas. Un sinsentido que solo consigue que al lector se le haga lenta y aburrida una trama que en su trasfondo podría ser bastante interesante.
Desde que empecé en esto de la lectura he tenido en mi cabeza la idea de que cuanto más largo es el libro mejor por razones tan simples como que te da tiempo a conocer más a sus personajes y acabas sumergido mucho más en la historia. Sin embargo, hace poco descubrí un libro finito finito, El joven Nathaniel Hathorne (si quieres leer su reseña pulsa aquí) y mi perspectiva de las cosas viró totalmente. Esta obra no alcanza las cien páginas y me enamoró por completo. Son noventa páginas que consiguen sumergirte totalmente en la historia en las que no hay ni una sola palabra de relleno y que consiguieron el mismo o más efecto que obras de casi mil páginas que me había echado al cuerpo previamente.
Aún así, como siempre, en el término medio esta la virtud. Me parece un gran plus el hecho de añadir un poco de «paja» a los libros. Si está bien escrito hay partes que aportan belleza a la narración aunque no se lo aporten a la trama. Párrafos y páginas cuyo único propósito es hacer disfrutar del placer de la lectura. Una cantidad moderada aporta interés, profundización y contextualización a la historia; una cantidad excesiva consigue justamente el efecto contrario.
Un claro ejemplo lo que encontramos en la obra de Ken Follett Los pilares de la tierra. En este libro su autor se dedica a describir completamente todas y cada una de las casas que aparecen en la historia. Desde el color de la fachada hasta el polvo de la esquina derecha de la cocina. Cuando coges el libro te parece muy interesante conocer cada uno de los detalles de la primera vivienda. Sin embargo, cuando estas descripciones ocupan trescientas o cuatrocientos páginas de las más de mil que tiene el libro tu cabeza empieza a saltárselas inconscientemente. No solo describe las casas de los protagonistas. Describe todas y cada una de las que hay en cada pueblo que aparece en la narración. Es excesivo.
Aunque también hay libros cortos que son puramente paja: La música del silencio de Rothfuss es un libro en el que no ocurre absolutamente nada en ninguna de las páginas que tenemos por delante. Aunque hay una escena de Auri haciendo jabón que es para un Premio Planeta… (nótese la ironía)
¿Y vosotros que pensáis? ¿Os gusta que el autor adorne todos y cada uno de los detalles para solo engrosar y embellecer la narración o preferís que vaya directo al grano?
¡Buenas! recuerdo de El arco y la lira de Octavio Paz y de Aprender a escribir de Alicia Steinberg dos cosas, ambos hablan de la narración de distintas formas pero de una misma perspectiva. Alicia dice que irse por las ramas es demasiado y Octavio dice que una buena novela, como un cuento, cierra como un círculo perfecto, pero que tiene más adornos.
ResponderEliminarEn mi opinion cuando se van muy por las ramas como decís vos es realmente tedioso, aunque esté muy bien escrito y adornado. Y por otro lado a veces las historias cortas son intensas y hasta les falta algo más de "contexto" por así decirlo. El equilibrio es la base de la buena literatura, en mi opinion.
Me gustó mucho el artículo!
Gracias por pasarte por aquí a dejar tu opinión.
EliminarLa verdad es que sí, en el equilibrio está la perfección. A ver que nos parecen nuestras futuras lecturas en este aspecto.
Hola!
ResponderEliminarCoincido por completo contigo en muchos aspectos, me sucedió igual con los Pilares de la Tierra; había una sobrecarga de detalles e información irrelevante que convertía al libro en un auténtico tostón. También creo que, en un libro bien narrado, ese "relleno" se convierte en belleza y disfrute para el lector. Término medio.
Únicamente no coincidimos con La música del silencio. Me parece un libro exquisito en el que los detalles y las emociones van de la mano. No te niego que un libro de 500 páginas así sería ilegible, pero no es el caso y ese libro es una pieza que encuentra su lugar en el universo de Patrick Rothfuss.
Es una entrada muy interesante.
Besos!
Como el mismo Rothfuss dijo al final de su novela, no es una historia para todo y supongo que o no es para mí o no era para mí en ese preciso momento. Sé que las obras de Rothfuss ganan mucho con una releída, así que le tendré que dar una segunda oportunidad.
EliminarMás que un problema de relleno, yo lo veo como un problema de ritmo. Es muy difícil saber llevar la velocidad de una novela, (¡y de cada escena!) y a veces tendemos a hacerlo todo demasiado lento, parándonos demasiado a describir cada detalle, y otras nos aceleramos, obviando descripciones que serían interesantes para proporcionarle imágenes necesarias al lector. Aunque es cierto que las exigencias editoriales y de mercado pueden hacer que el formato de una obra cambie (haciéndola más larga o más breve), personalmente creo que está más relacionado con este problema de velocidad.
ResponderEliminarClaro que también está la desafortunada noción de que lo descriptivo es sinónimo de buena escritura, razón por la que algunos autores acaban creando textos farragosos y barrocos, llenos de pirotecnia prescindible ;)
Una reflexión muy interesante, gracias por compartirla. A mí eso del relleno siempre me trae de cabeza.
En mi opinión el rellenar por rellenar es absurdo siempre, y con rellenar por rellenar me refiero a cuando no aporta nada. Hay veces que aunque algunas partes no aporten nada al argumento o trama principal si aportan contenido sobre los personajes. Por poner un ejemplo aprovechando que muchas respuestas hablan de las descripciones, en un libro narrado en primera persona algunas descripciones "absurdas" pueden servir para matizar la psicología del personaje que narra, en que se fija, etc.
ResponderEliminarY otra reflexión personal, creo que no hay que relacionar siempre los fragmentos descriptivos con un ritmo lento en la historia! Corregidme si me equivoco, pero por ejemplo, en "El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde hay una parte en la que va describiendo diferentes aficiones que va desarrollando el personaje, esa parte desde mi punto de vista es mayoritariamente descriptiva y no hace si no acelerar el ritmo de la historia enormemente.
Como conclusión diría que el relleno está bien en su justa medida, está claro que siempre se acepta un poco mas cuanto mas te metes en los personajes y mas quieres saber de ellos.
Un saludo!
Muchas gracias por pasarte a comentar por aquí.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo con tu opinión. Cuando aquí hablábamos de rellenar nos referíamos a esas partes que no aportan nada. Está claro que ciertos fragmentos van a aportar a la historia, ya sea desde el punto de vista narrativo o el psicológico de los personajes como bien indicas.
Un saludo.